Estéril ...

Cómo imaginar un país libre? un país entero en sus cuatro letras, soberano e independiente, un país con una riqueza tan basta como desperdiciada en el contexto ideológico, México es una palabra que en ocasiones me duele profundamente y me duele porque le tengo un cariño histórico y filial.

Y no pretendo entrar en contextos que no conozco en su totalidad, sólo lo que vagamente se ha permeado a los medios, pero todos sabemos que eso es bastante subjetivo, sin embargo me siento con la necesidad de exponer algunas ideas, las cuales pudieran entenderse como opiniones propias y no siempre verdaderas.

Creo en mi país que trabaja de sol a sol, que el sudor en la frente es muestra clara de un esfuerzo mal retribuido, que las carencias evidentes se vuelven secundarias cuando lo principal es sobrevivir, la vida se vuelve una falacia que ni siquiera les preocupa ni les quita el sueño, cuando lo importante de cada día es cumplir la jornada diaria para poder llevar algo de pan a la mesa de su, casi siempre grande y cariñosa familia, que siendo testigos involuntarios, entienden su propio contexto, cuando al solicitar un apoyo se encuentran con trámites burocráticos tan enredados como imposibles de entenderlos, nuestra gente no conoce de números ni de hacer filas en una oficina, tampoco conoce de términos tan básicos como inversiones o fondos de ahorro, cuando las instituciones se han preocupado por hacer de sus trámites inaccesibles para las personas que mas los necesitan.

Que ha sucedido? acaso nos hemos vuelto en una cultura pseudo filantrópica, y que se contenta con proferir exclamaciones anárquicas contra los gobiernos sin darse cuenta que eso sería a parte de utópico, totalmente contrario al efecto que se desea, creo que debemos de dejar de ser los ciudadanos que esperamos que las autoridades actúen en defensa de nuestros derechos, cuando nosotros mismos no nos respetamos unos a otros, cuando la impunidad y la corrupción forman parte cotidiana de todos nosotros, sí, de TODOS nosotros, no hay quién esté exento de ello, en este país no, ciertamente esto es triste, pero más triste la idea de no querer cambiar, de conformarnos con lo que las pobres autoridades puedan hacer por nosotros.

No pretendo crear conciencias, finalmente eso es un trabajo personal, sólo quiero puntualizar que las acciones que hacemos pero sobre todo las que dejamos de hacer son las que nos tienen hundidos en esta sociedad apática e indiferente a su propio rumbo histórico.

Viene pues mi reflexión que la exclamación VIVA MÉXICO!  ha dejado de ser un grito de orgullo nacional, para convertirse en un reclamo evidente, los mexicanos necesitamos gritar con furia pero sobre todo con trabajo intenso y profundo, con cambios de mentalidad y conciencia social y de solidaridad, por eso en estos momentos me pareció prudente gritar VIVA MÉXICO pero como una exigencia a todos mis paisanos, como una deseo de retomar las riendas de nuestro propio futuro.