miércoles, 26 de septiembre de 2012

Me duele el médico...

Hoy me he sentido melancólico con gesto de tristeza producto de una plática vespertina, hoy pensé en eso que muchas veces evito pensar por no sentirme vacío, por no sentirme apenado y hasta cínico, hoy pensé en mi profesión, en la medicina, en esa carrera tan difícil de llevar por su celosísima exigencia, pensé en los primeros semestres llenos de términos y cosas tan desconocidas que hartaban, fatigaban, provocaban cefaleas interminables e insufribles, recordé los cientos de trabajos individuales y en equipos que los profesores nos exigían y que nosotros cumplíamos más que por convicción por obligación, después recordé el inicio de los ciclos clínicos, llenos de pacientes cuyas enfermedades nos parecían casos del Dr House, cuando en realidad se trataba de una simple gripa o una indigestión, esas experiencias vitales, valiosas que nos hacían pensar en que algún día seríamos grandes médicos, nos imaginamos tantas veces salvando vidas, rescatando personas de sus trágicas enfermedades, encontrando curas para males inexistentes, nos imaginamos eso, ser MÉDICOS, con el paso del tiempo y de los semestres nos fuimos estresando por la gran responsabilidad que a penas empezábamos a notar era parte fundamental de la medicina, nos dimos cuenta que nuestro papel no era tan sencillo, que teníamos que leer demasiado, entender a la perfección las cosas, usar todos nuestros sentidos por el bien de un paciente, nos percatamos que una simple pastillita no hace milagros y que no sólo es necesario conocer la naturaleza de la enfermedad sino también conocer y entender la naturaleza humana, la de nosotros y la de nuestros pacientes, supimos la importancia de ver a un paciente a los ojos y muchos recordamos esa frase que vimos en un libro de cardio ""el médico algunas veces cura, muchas veces alivia, pero siempre consuela" y se convirtió en un mantra, las clases iban y venían, los profesores algunos memorables algunos otros lamentablemente sin huella, aprendimos o intentamos hacerlo, nos desvelamos, nos emborrachamos en alcohol como pretexto pero también en las labores, en las guardias, en las exigencias de otros médicos, nuestra vida familiar se volvió en un lujo, las reuniones sociales cada vez más esporádicas y muchas de las veces no pudimos disfrutarlas por tal cansancio, de a poco nos fuimos convirtiendo en eso que anhelábamos: curabamos, sanabamos, consolabamos ... pero de repente algo pasó, en algún punto el equilibrio de la profesión se quebrantó, se desvió, se desvirtuó. Aprendimos pues la otra cara de la carrera, esa cara disfrazada de modernidad, una cara que asusta y envilece, vimos que muchos compañeros denostaban y ofendían la carrera haciendo una mala praxis, corrompiéndose por unos cuantos pesos, y lo más triste fue que vimos que el mal era cada día mayor, se hizo común pues, notamos que muchos médicos se volvieron cínicos. 

Mi amor por mi profesión no ha disminuido, más ahora me doy cuenta que los "otros" médicos, muchos de ellos "exitosos" a fuerza de comerciar con la profesión, no deberían de llamarse así, ensucian la carrera, envilecen y tiranizan el humanismo, y esos médicos me duelen.

Me duelen los médicos que no ven a los ojos a sus pacientes.
Me duelen los médicos que no aceptan con responsabilidad sus errores.
Me duelen los médicos que cumplen un horario y cuelgan la bata el resto del día.
Me duelen los médicos que recetan y no curan ni consuelan.
Me duelen los médicos que ven a la profesión no como un fin sino como un medio.
Me duelen los médicos que viven de la medicina y no viven la medicina. 
Me duelen los médicos que antes de dar una consulta verifican la vigencia del paciente.
Me duelen los médicos que juegan a ser dioses.
Me duelen los médicos soberbios.
Me duelen los médicos que no escuchan otras opiniones.
Me duelen los médicos que ven en el paciente simplemente un número.
Me duelen los médicos que dan consultas express
Me duelen los médicos que dan consultas de pasillo
Me duelen los médicos que operan por operar.
Me duelen los médicos que hostigan a otros médicos.
Me duelen los médicos enemigos de los médicos.

Me duelen tantas cosas de los médicos que quejarse es estéril.













                                                     

jueves, 6 de septiembre de 2012

De búsquedas tantas.

     
     Me encontré este lazo... nos vi escapando de esta cárcel nocturna de la que prometiste escaparíamos alguna noche, en silencio, en esas horas cuando ni el miedo sabe que te estas moviendo, nos encontré peleando contra mis demonios, inevitables en ti, en las esquinas, en las sombras entre las luces del medio día... nos encontré, nos encontraste y por siempre dejé de sentirme tan diferente del resto del mundo porque en ti me encontré... nos encontré... gracias al siempre mi lado compatible de jack...

Por AMS (entrañable amiga)

sábado, 28 de enero de 2012

Tú sabes !

    Despertar contemplando tu desnudez fue lo más parecido a un día perfecto, ahí callada, tímida, efímera y totalmente honesta, con ese gesto que nunca lograré describir de tantas tardes sin ti, las palabras me faltan o me sobran realmente ya no sé, me envuelves en un sinsentido que me invita a no pensar, ya es de mañana y te encuentras cansada de las caricias entregadas, de los besos que fueron y se dejaron sentir sin detenerse a pensar un instante en las posibilidades, no puedo dejar de observarte, tu cabello cubre un poco tu rostro y me quitas las palabras que intentan despertarte, con un beso en la frente me rindo y te pretendo eterna y sólo para mi, no me importa mostrarme egoísta en este momento, me importan tus ganas sucedidas horas atrás y las que faltan, y las mías ahogadas entre tus sábanas y tu piel.

     No hago más de lo que por derecho siento, no me preocupan tus faltas o tu historia, no me importa si mañana la vida empecinada nos separa, no reparo en esos detalles que ahora me parecen mínimos, al menos sólo por hoy quiero pensarte para siempre, ya sé que los caminos se miran diferentes, ya sé que tu vida es tan ajena a la mía, ya sé y me doy cuenta que coincidimos en un tiempo sin formas, lo sé y no me duele porque tu esencia  que invade la habitación me invita a no dudar.

     Tu hombro descubierto es el preámbulo de lo que nos podría deparar todas las mañanas, es hombro que de tanto besarlo se ha quedado en mis labios, labios tiernos y  fuertes que nacieron la noche de anoche, hoy no hay sino hoy, hoy te pienso y no te pierdo, no hay rastros que borrar, sólo tu cuerpo desnudo a manera de recuerdo sempiterno de lo que no me sucedió jamás ..... 
hasta ahora !

sábado, 7 de enero de 2012

Catarsis ...

     Tus caricias en pleno atardecer me aturdían las ganas de los futuros posibles imaginados solo por ti, solo por tus ilusiones falsas y a veces hirientes de ti misma, de lo que veías al final del dia y al principio de cada uno de los momentos que te propusiste olvidar pero que revives con cada destello de luz que te propones no ver ni salvar por no sentirte iluminada, que distantes quedan las formas en las que no estas y en las que te desnudaba de todas las mentiras que solías decirme con tal de merecer un poco de mi, aquellas tardes de Octubre que tus besos se empeñaban por olvidar, las mismas que se volvieron noches con mis deseos bestiales sin ti, las caricias apiladas junto a la cama que nunca sentiste tibia, ni propia, las calles empedradas de tus fastidios nos condujeron al cliché inevitable de la tolerancia o el engaño si no es que son la misma cosa, y para no insistir con tus complejos te presento los míos que son bastos y suficientes, para que limpies con ellos los restos de tu hipocresía, los vestigios mortales de tus vanidades y tus egocentrismos que lo único que dejaron fue tu corazón mas rígido de amargura, de esa misma que escupías en el espejo cuando te sentías feliz, ahora que si lo piensas bien eras feliz con tan poco,te conformabas con nada de lo suficiente que sin querer te podía dar, por creer mi tiempo merecedor de todo menos de ti, y entonces el despojo se hacia valido en tierra de nadie, en esa tierra donde jurándome amor decidiste dejarte morir.

     Pero nunca entendiste mi forma de amarte, tus banalidades tan lastimosas me parecían furtivas ideas concedidas ante el postor de una posibilidad remota de tus nimiedades siendo tan mías, de tus totales ganas de desearte junto a mi pero que tus palabras acobardadas nunca salieron de esa boca siempre callada, y aun me preguntas si el destino y la vida fueron tus enemigos a muerte, nunca las palabras podrán describir con mi prosa esa tentación por recordarte, porque si algún día me sentiste de ti tan pobremente que jamás lo pudieras reconocer entonces yo habría de satisfacer las noches de reclamos de mi casa por ti, acalladas con un llanto serio y de tono gris.

     Hoy salí a la calle y en una cuadra me perdí en tus silencios que fueron siempre míos y sin reclamos, intentando recuperar lo que nos pertenecía por cortés obligación aunada a mi necesidad por saberte al fin olvidada, pero siempre has estado presente como si de una broma se tratara, calmada, callada, esperando disimulada, el momento perfecto para huir como haces tu, pero de momento no debo preocuparme por tus azarosas e ilógicas reacciones, no me preocuparé de tus ideas fatalistas sin finales épicos de una gran historia, hoy, solo por hoy simplemente no volveré a soñarte.....



By @AngelKiss_m and @Jack_Lecter


domingo, 18 de diciembre de 2011

El árbol y el hombre ... (3era y última parte)

          La muerte puede y suele ser reparadora de miedos, sufrimientos, vanidades y egocentrismos, que Dios perdone los pecados de la naturaleza incluyendo al hombre !

       Los años se hicieron pequeños, el cielo estuvo inconsolable como si un pecado imperdonable se hubiese cometido,  la tierra tembló y reclamó la pérdida, las montañas se percibieron mas tristes de lo acostumbrado, el aire limpio continuaba así pero parecía lleno de nostalgia, no hubo criatura indiferente, un silencio sepulcral duró lo que dura una eternidad pasada por infinitos pensamientos del tiempo.
     
     El hombre SOLO lloró ... No comprendía la intención de sus actos, no supo que tipo de amarga droga lo mantuvo convulso, sediento y con la ferocidad en la piel, la savia de su hermano mojaba sus pies, los inundaba y aunque fría, él sentía ese calor que acompaña en ocasiones a una culpa aceptada, las manos adoloridas, temblorosas, el pulso antes firme y exacto en estos momentos las venas aparentaban una ansiedad por salir de la piel, explotar y terminar por fin con la ansiedad de saberse contenidas, la respiración ruda y lastimosa, aunque presente era asfixiante, intensa, profunda pero parecía insuficiente, le ardía la vida, afiebrada su calma y su cordura, le impedían entenderse, comprender que después de toda la vida mal entendiendo su propósito, en este momento existía el tiempo adecuado para despejar dudas y dar cabida a una razón evidente y tan clara como la misma emoción que lo llevó a actuar de tan grave manera, pero no, su mente estaba espesa, encendida sí, pero en un ánimo desencajado, el aturdimiento duró más de lo que alcanzaba a comprender, y no fue poco tiempo en realidad.

     El hombre SOLO de repente se encontró viejo, cansado y con los años encima, no lograba recordar, a pesar de sus enormes esfuerzos, la última vez que emitió una palabra o al menos un sonido, sin embargo tenía presentes cada uno de los pensamientos que algún día su amigo-hermano el árbol le confió, la vida es extraña en su forma y mucho más en su fondo, las cosas suceden sin ser de otra manera, el tiempo es necesario e inevitable, quizás por eso el termino de necesario, es un eufemismo de aceptación o conformidad, pero sucede que el tiempo le otorgó la calma y paciencia que otrora en su vida le había faltado, tal vez las tardes que en tonos marrones, grises y amarillentos le colocaron las ideas en el sitio perfecto, o fue a lo mejor la soledad de las noches y los días que llenaban su pensamiento, sólo para vaciarlo nuevamente como una especie de tortura auto infligida, o los recuerdos de diálogos, discusiones y palabras que jamás volvió a cruzar con nadie nunca, entendió entonces que sus conceptos no estaban correctos, comprendió que su visión de la existencia simplemente obedecía a un afán bizarro de perfección, se dio cuenta, muy tarde podría decirse, que la concepción idealizada era un mal ancestral, que la comprensión de una verdad no le había sido otorgada de nacimiento, que tuvo que ser necesaria toda una vida para lograr un acercamiento, quizás muy remoto de aquella realidad, logró mal tratar su orgullo con una ferocidad de mil gladiadores, se hundió en la auto reflexión y se libró del engaño ontológico, ese que le definió la personalidad, la voz y los productos de la mente, de esa internalización rescató la fuerza que presumía en sus años buenos, aprendió a identificar sus defectos y despreciarlos, y sus virtudes anteriormente ensalzadas las colocó en su justa medida sin falsas adulaciones ni florituras innecesarias, se conoció débil, injusto, vanidoso, orgullos y sobre todo mortal.

     Lo que tanto anhelaba el hombre del árbol, esa sagacidad, la majestuosidad, la razón impenetrable de dudas, la perfección, los ideales, la corteza ahora esparcida, los frutos maduros y suficientes, todo cuanto sabía y conocía del árbol, todo le parecía demasiado, por primera vez dejó de preguntarse las cosas, dejó de tener la curiosidad aniquilante, sin saber que precisamente esta acción le otorgaba aquello que se necesita para entender, había entonces obtenido la madurez necesaria para dejar de anhelar, para dejar de cuestionar las realidades tan absolutas como indemostrables, la madurez que una vez obtenida se prende a tu ser, te invade pero sin emitir ruidos ni anunciar su presencia, se sintió SOLO y una vez más, lloró... 

     Yo me quedé pensando en aquella historia que el viejo campesino me contó, al terminar su relato había una duda que me mordía, ¿aquel árbol en el que me encontraba sentado había sido testigo de esa trágica vida? sin meditarlo demasiado inquirí a mi relator, él contestó que después de que el hombre SOLO comprendió su banal y breve pero necesaria existencia, la vida le corrió más deprisa, cada día era para él años, como si el cielo o el mismo creador quisieran añejarle el alma, el cabello se le pinto del color de la nieve, los ojos mínimos y arrugados cuyas lágrimas se volvieron recurrentes visitantes de las mejillas atolondradas y adornadas con una suave tintura de tonos rojizos, los labios cerrados y secos, el mentón un poco desencajado, el cuerpo antes fuerte y hasta envidiable se tornó en algo discreto y sus manos jamás lograron recuperar la fuerza después de la tragedia aquella que he contado, cuando los días se le habían terminado y él supo exactamente el momento, se encontraba lleno de amor, pero un amor como tantos otros, lastimoso, si pudiera haber sido posible que el arrepentimiento llegará a él, sin duda la emoción sería muy bien parecida, pero el hombre SOLO había obtenido esa sabiduría envidiada, pero ahora ya no le importaba ufanarse, ahora simplemente deseaba mantener la memoria no enviliecida, perenne como agradecimiento de su mal lograda perfección.

     El campesino me contó que las cosas inexplicables de la vida existen, que no sabía si,  hablar de milagros o acciones divinas, estuviera en su vocabulario habitual o en el mío, pero una noche sucedió que el hombre SOLO solicitó, con parsimonia, que se ejerciera justicia por él y en él, y así fue, el último aliento le sirvió para que sus piernas firmes se hicieran uno con aquella tierra, y se transformaron en un tronco igual de firme y fuerte, sus manos fueron ramales que otorgarían los frutos más dulces y también los más amargos indiscriminadamente, la última mirada como hombre fue de su propia naturaleza que ahora cambiaba, se transformaba en lo que había ansiado, y se volvió eterno, su respiración final se confundió ya, en un agitar de ramas y en un suspiro que en forma de hojas sueltas llegó hasta donde nunca se supo jamás.